Aquí os traigo mi segundo relato. No dire mucho de él para no quitarle la intriga. Espero que os guste y que poco a poco encontreis en este blog un sitio donde poder leer historias que realemente os gusten ^^, pero recordar que no soy una profesional, xD.
Sin más, os dejo el principio.
El miedo es la “perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario”.¿Pero cómo saber si está causado por algo real o por algo imaginario?... Cuando la adrenalina
inunda tu cuerpo, cegándote ante "aquello" que te persigue...
Pero claro, seguimos hablando de miedo. Pues si el miedo se define como esquema de supervivencia ante algo que no entendemos o por algo que atenta contra nuestra salud, se puede decir que el terror sobreviene cuando el miedo ha superado los controles del cerebro y ya no se puede pensar racionalmente ante lo que lo ha provocado. Es entonces cuando se distorsiona realmente la realidad. Probablemente la persona que lo ha vivido esté completamente segura de que los hechos fueron reales y lo más seguro es que la persona a la que le cuente lo que le ocurrió considere que este loco. Pero ¿no crees injusto opinar sobre algo que tú no has vivido ni sentido? ¿Realmente sólo que vemos es la realidad?
La siguiente historia puedes tomártela como algo que creyó ver una persona no cuerda, algo que realmente nunca existió. Por otro lado puedes creer los hechos que cuenta la historia, convertirte en una persona que tiene una mente abierta y es capaz de creer sin necesidad de que le pasé a él, pues mucha gente, hasta que realmente no le pasa algo parecido, no son
capaces de creer...
Las hojas caían graciosamente dejando a los árboles desnudos ante aquellas frías brisas que corrían en esas tardes de otoño.
Sandra, una joven risueña y soñadora de quince años, había salido con sus amiga, y se disponía a volver a su casa con su familia.
"Ha sido una gran tarde", pensaba Sandra una y otra vez. Se la notaba especialmente feliz aquella tarde.
De repente oyó un ruido cerca de ella. Se sobresaltó al oírlo. El ruido procedía de un matorral que había a su derecha. Pronto se tranquilizó al ver que del matorral aparecía un gato, el cual había producido el ruido.
"Un gato precioso", pensó. Era pequeño, de un color gris marengo, ojos grandes y de un verde tan intenso como nunca los hubiera visto Sandra.
-Hola pequeño, ¿tienes dueño?- realmente era estúpido preguntarle algo así a ún gato, pero Sandra lo hizo. Como era de esperar el gato no respondió, simplemente miró a Sandra con sus enormes ojos y echó a andar grácilmente por el camino, ignorando a la chica.
Ella por su parte, decidió mirar el reloj y dependiendo de la hora que fuese seguiría a su nuevo amigo o no. Al ser todavía temprano decidió embarcarse en la aventura de averiguar adónde la llevaría su amiguito. Caminaron un buen rato sin pararse. El sol ya empezaba a esconderse detrás de las copas de los árboles más cercanos. Sandra esperaba impaciente ver a dónde la guiaba, pues nunca había pasado por el camino por el que ahora caminaba. Estaba alejado de la zona de las viviendas de la urbanización y el paisaje no era tan diferente al que podía encontrarse por aquella zona. Un camino de tierra y , de tanto en tanto, un árbol con todas sus hojas caídas a sus píes, ese era el paisaje que contemlaba Sandra al mirar hacia delante.
Poco a poco, en la lejanía empezó a divisarse una acogedora casa. Podía distinguirse dos pisos en su interior, realmente no era muy grande, pero llamaba la atención ante aquel paisaje deshabitado. El gato siguió andando con paso decidido con dirección a aquella casa.
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