Y por último...
-Tengo un plan- le susurro Alberto en el oído a Sandra, antes de que la chica contestara, él siguió -simplemente cuando veas una salida corre-.
Sandra iba a replicar cuando Alberto la tapó la boca. En la habitación cada vez hacía más calor y el ambiente tenía esa extraña aura practicamente roja, a cada segundo parecía que aquel edifício se estaba convirtiendo en el mismísimo infierno. Llegó a tanto la tranformación que realmente ardieron las paredes. Y por sí fuera poco, las "personas" convertidas en marionetas, esperaban fuera.
Entre lágrimas Sandra gritaba inmovilizada de puro terror en los brazos de Alberto. A él también le invadía el mismo sentimiento de temor, pero todavía era consciente de que debían intentar salir de allí como fuera.
-Siempre os rendis tan pronto, es satisfactor saber cuanto de poderoso es tu poder, pero a la vez te diviertes muy poco al no poder jugar un poco más con los dados que gobiernan la muerte de vuestras almas- la mujer volvió a hablar desde algún lugar desconocido, como la primera vez.
Alberto se levantó con un grito guerrero. Se avalanzó sobre la cama ardiendo para poder coger una madera suelta que estuviera ardiendo. Obviamente se quemó la mano, pero no parecío importarle. Rápidamente la tiró contra la ventana.
-¡Quieto!- el grito aterrador del hombre de la capa negra hizó temblar a Sandra como nunca antes lo hubiera echo.
Pero Alberto ya había roto la ventana y con ella una salida se abrió ante ellos. Lo más rápido que pudó cogió a Sandra del brazo obligandola a avanzar hacía la ventana.
-¡No saldreís de aquí!- el hombre agarró a Alberto del brazo con tal fuerza que se lo rompió, pero él, empujó a Sandra para que siguiera corriendo.
Instantáneamente la mujer aparecío para atrapar a la joven, y así hizó.
-¡Tonta!¡Tendrías qué haber corrido!- lloró Alberto.
-No podía dejarte solo...- pudo decir entre sollozos.
El joven bajo la cabeza mientras el hombre le llevaba de vuelta al interior de la casa, pero cuando tuvo ocasión se tiró a la cama en llamas, llevandose a su captor con él. La mujer corrió a socorrer a su compañero.
-¡Ahora!- gritó entre en fuego el joven.
-Yo...- Sandra estaba traumatizada después de ver lo que había echo un chico del que solo sabía su nombre, todo para salvarla a ella.
Se obligó a no mirar atrás y saltó la ventana.
Despertó a la mañana llena de cristales, por alguna razón los hombres del pacto con el diablo solo podían actuar dentro de esa horrible casa que ahora parecía inofensiba.
Así la joven vivió el resto de su vida, no sin ver cada noche la cara del joven que probó el fuego del infierno para salvarla. Muchas veces se preguntó si no fue todo producto de su imaginación, una mala pasada de su cabeza... Pero cada año, cuando se acercaba el día en el que sucedío todo, se acercada al lugar, no sin descubrir que la ventana que la dió una segunda oportunidad estaba como si nunca se hubiera roto y
que su amigo la vijilaba con sus enormes ojos, y con ellos, la necesidad de seguirle hasta la casa resurgía de nuevo, aunque desde aquel día, el deseo de volver, la atormentó a cada momento.
Espero que os haya gustado y me gustaria que dierais vuestra opinión en un simple comentario ^^
Oscuros y sangrentos besos!^^
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