lunes, 8 de febrero de 2010

La estirpe de Lilith- 4º parte

La niña que antes había sido alegre, ahora vestía una triste aura de amargura.
Pronto las disputas fueron empeorando… pero Jessica ya no se atrevía a meterse en medio.
Los años pasaron, y la niña dejó paso a una joven hermosa. Ahora sus padres estaban divorciados, pero su madre ya había empezado a rehacer su vida.
En un día de esos en que su madre volvía a casa con su nuevo novio, Jessica pudo ver una hermosa sonrisa en el rostro de su madre.
Ese día, iban a cenar los tres, como una familia más, y la noche parecía discurrir tranquilamente, cuando alguien llamó a la puerta.
El hombre de la sala, en otras palabras, el novio de la madre de Jessica, fue quien se levanto para abrir la puerta.
Cuando desapareció de allí, la joven admiró el rostro alegre de su madre, pues en los últimos años, habían sido pocas las veces que la había visto así.
De repente un golpe volvió a la realidad a Jessica.
-¡Déjame verla!- se oyó.
-Esa voz…- la voz temblorosa de la mujer hizo notar su angustia.
-¡Tú! Como te atreves…- la figura del hombre apareció en la habitación, y la joven pudo ver el aspecto que ahora presentaba su padre.
Todo sucedió muy rápido, el padre de Jessica cogió a su madre por el brazo con violencia.
-¡Tú! Tú eres mía, y solo mía…-.
La ira inundó a la joven al oír aquellas palabras.
-Ella… ella no es un objeto que tú puedas poseer ¡y menos aún después de decirla que ya no la amas!-.
Entonces la mirada de padre e hija se cruzaron… pero un ruido las volvió a separar.
-¡Déjala!- gritó el hombre, al ver como tenían agarrada a su amor.
En ese momento de distracción, la mujer aprovechó para huir del que antes había sido su marido, para juntarse con la persona a la que ahora amaba.
Al verlo, una estridente sonrisa nació del padre de Jessica.
-Bien… si no eres mía, ¡no serás de nadie!- mientras iba pronunciando estas últimas palabras sacó algo de su chaqueta, algo que Jessica no pudo ver.
-¡Pero qué!...- la frase quedó cortada con el ruido de un disparo, y la voz que las había pronunciado quedó perdida en la inmensidad de la nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario