martes, 9 de febrero de 2010

La estirpe de Lilith- 5º parte

La joven pudo ver como el cuerpo inerte de aquel hombre caía sobre los brazos de su desconsolada madre.
Pero el silencio duró poco, y otro disparo retumbó en la habitación.
Jessica no olvidará nunca aquel momento, aquel en el que los ojos de su madre la miraron con ternura y al segundo siguiente se perdían para siempre…
-Y ahora…- su padre se giró esperando ver a la joven Jessica, pero no encontró nada.
Con el recuerdo de los ojos de su madre, Jessica corría por la casa, sin rumbo alguno.
-¡Cariño, no intentes llamar que ya he cortado la línea! No soy imbécil… - las palabras apuñalaron a la joven, y más aún, cuando pudo imaginar que provenían justo de la entrada de la casa…
Corrió y corrió, y decidió subir al trastero, para ocultarse entre los trastos. La joven supuso que los vecinos debían haber oído los disparos, y ahora rezaba para que ellos llamaran a la policía.
En medio de aquella horrible situación Jessica se escondió en el trastero, únicamente iluminado por la luz de la luna y las estrellas.
Después de un rato, que le pareció un siglo, miro el reloj. Ya había pasado más de media hora, se suponía que de haber llamado algún vecino a la policía, ya debería de haber llegado.
Pero entonces, la puerta del trastero se volvió a abrir, y entre las sombras distinguió los rasgos de la persona que había matado minutos antes a su madre, su padre.
En un absurdo intento de intentar no hacer ruido, la joven se tapó la boca con las manos.
Moviéndose lo más lento y silenciosamente posible, Jessica se alejó lo más posible de la figura de su padre.
Por otro lado, su padre decidió disparar a la nada, como símbolo de que lo único que le esperaba a su hija, era una de esas balas…
La joven asustada se deslizó hacia atrás sin mirar, cuando un pico la pilló por sorpresa. Girándose lentamente, quiso saber qué había detrás de ella. Entonces, descubrió la mecedora donde se sentó a leer, cuando todo empezó.
Después de todos esos años, ahí seguía aquel libro que la había hecho soñar.
“La estirpe de Lilith” dijo para sí misma.
En un loco intento, buscó la última página que había leído. En esa página, estaba escrito un hechizo, bueno, más que un hechizo, un pacto. Ese “pacto” se realizaría con los demonios, para que un simple mortal, pudiera conseguir los mismos poderes que un demonio, al igual que había hecho Lilith en su tiempo.
Cada vez sentía más cerca el aliento de su padre, mientras ella, pasaba las hojas en busca de las palabras adecuadas.
“¡Por fin!” pensó.
Allí estaba, esa vieja hoja, escrita con tinta negra…
-Demonios de la vida y la muerte, señores de la oscuridad de los condenados, vosotros rodeados del canto de las almas en pena. Los Nacidos de sangre de ángeles, de sangre tan roja como vuestro infierno. Yo… Yo os llamo a todos- hizo una corta pausa en su pequeño discurso que pronuncia tan bajo, que casi no era perceptible al oído humano- Dadme vuestro poder, yo os llamo para realizar este pacto. Yo, Jessica, hija de los hombres, reniego de mi condición mortal y pido vuestro poder, a cambio ofrezco mis servicios, y mi propia alma…-.

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