domingo, 13 de septiembre de 2009

El escondite de Carolina- 3º parte

Sobra explicar de que va esto asi que... disfrutar de la lectura ^^

-Tienes una piel muy bonita ¿lo sabías?, y tu olor no está nada mal- su mano fue rozando mi cara hasta bajar a mi cuello, y llegué a pensar que ese sería mi fin. Se acercó más a mí, me besó en el cuello y me lamió como si fuera algo comestible. En mi mente el miedo se agolpaba como si buscara una salida, pero a mi cuerpo le gustaba la sensación. Era horrible sentir el deseo de estar cerca de aquella asesina y que todo lo que la rodeaba me invitara a acercarme más y más.
-Mi querida, querida Paula, mi muñequita de marfil… ¿Quieres que juguemos?- me preguntó, y soltó una risa estridente.
-¿Ju... jugar? ¿A qué?
-Matar a tus padres ha sido muy, pero que muy fácil, y eso a mí no me gusta… Pero tú, mi linda y pequeña Paula, vas a poder “intentar huir”. Hagamos de esto nuestra caza… Ya has sentido la muerte de las personas que más querías... pero todavía no sabes lo que es la palabra sufrimiento… Mmm… Mirar a los ojos a tu comida y sentir su miedo, como la desesperanza le impide moverse y le provoca temblores... y lo más divertido del juego... oírla suplicar…- rió alegremente- ¡Oh, bella Carolina! ¡Yo te ayudaré en lo que sea, pero no me mates!... ¡No, por favor!- se burló.- ¿Qué te parece, mi querida Paulita? - volvió a besarme en el cuello.
- El juego no terminara hasta que me encuentres, ¿no?- era una pregunta estúpida, pero tenía que hacerlo.
Realmente a aquel monstruo con forma de niña le gustaba ver sufrir a la gente, y yo sería su próximo juguete, pero al fin y al cabo, un juguete roto.
-¡Oh! ¿Pero es que de niña no jugabas al escondite? Paula Paulita, si esto no es más que el escondite al que me gusta jugar a mí, el escondite de Carolina… ¿te gusta el nombre? es original ¿verdad?-.
-Eres...- prácticamente lo dije en silencio, pero no subestimes los sentidos de un vampiro.
-¿Despiadada? ¿Qué estoy loca? ¡Dilo! No me ofendes… ¡Al contrario! Me gusta que se reconozca lo que soy, se podría decir... que así alimentas mi ego- soltó una risita burlona.
Oírla decir esas cosas con esa sonrisa en la boca era como contemplar a la muerte burlándose de mi desgracia.
-¡Pero venga! ¡Que empiece el juego!- su voz al pronunciar esta última frase se volvió fría como el hielo y provoco que me quedara más paralizada, si eso era posible. Pero claro, eso a Carolina no le importó, pues tuvo la amabilidad de darme un "pequeño" empujón para que empezara a correr. El empujón provocó que me cayera sobre una mesa y la destrozara más de lo que ya estaba.
Cuando levante la vista, Carolina, simplemente, había desaparecido con la misma facilidad con la que había venido.
Decidí no pensar, no pensar y correr.
-Está claro que voy a morir- no se lo dije a nadie en concreto, me lo dije a mí y así intentar hacerme mejor a la idea. Pero no funcionó.
Como Carolina había dicho, el juego no terminaría hasta que me encontrara, por lo que involucrar a alguien en el juego era estúpido, lo único que conseguiría sería otra muerte. Y una muerte como esa no se la recomendaría a nadie.
Corrí por entre los árboles, corrí y corrí, durante una hora por lo menos... hasta que otro duro golpe me fue asestado con crueldad por la realidad. Al ser ya entrada la noche y con tantos árboles por en medio, hasta que no estuve lo suficientemente cerca ni me había dado cuenta de su presencia… Pero me acerqué lo suficiente como para identificarlo, y cuando lo hice, ya era demasiado tarde para dar la vuelta…

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