Y el aquí teneis el tercer capítulo ^^
"¡Mierda! viene de la entrada, ¡ahora no podre salir sin que se sepa que e estado aquí!" el miedo se apodero de Sandra, aunque ella no tenía intención alguna de robar o hacer algo parecido, no tenía ninguna prueba que verificara que aquello fuera cierto, aunque por suerte tampoco había ninguna de que estuviera robando.
Otro paso sonó en el interior del edificio. Ahora parecía como si el responsable del sonido intentara hacer el menor ruido posible.
"¡Ay madre! ¡Se a dado cuanta de que estoy aquí!" Sandra creyó que lo que intentaba era no hacer ruido al creer que ella era alguien peligroso y lo que intentaba la otra persona era llegar hasta un teléfono o algo así.
Por primera vez utilizó la cabeza sabiamente y decidió ir a hablar con aquella persona e intentar explicarle su situación con calma.
Solo una puerta la separaba ahora de la persona que provocaba los pasos y ahora una parte de ella se estaba empezando a arrepentir de haber tomado la decisión de ir a hablar con aquella persona. Se inquietó al pensar en eso, en vez de arrepentirse de haber seguido al gato, pero era la verdad.
Inspiró hondo y dió el paso decidida para encontrarse con quien fuese. Cerró los ojos y avanzo. Cuando ya supó que se encontraba en el recibidor los abrió.
Un grito de sorpresa nació de su garganta a la vez que el de la persona que tenía enfrente.
-¡Lo siento! ¡Creí que no había nadie! ¡Espera! tu no...- las palabras parecían retunbar en aquella casa.
Estas palabras habían sido pronunciadas al unísono por dos completos extraños.
Sandra por fin podía contemplar la cara de aquel que había provocado el sonido de los pasos.
Se trataba de un joven que a judgar por su aspecto, no debía de ser más mayor que Sandra, quizá un año y dos mayor que ella.
-Pero entonces tu... no... ¿vives aquí?- su voz temblaba ante la sorpresa.
Sandra se había quedado paralizada al ver al joven, pero pronto volvío en sí y contesto.
-¡Claro qué no!-.
-Entonces.. ¿qué haces aquí?-.
-Pues... yo... espera ¿porqué te iba a responder?, tu tampoco vives aquí, estamos en igual de condiciones-. en aquel momento se dió cuenta de que el chico no estaba subiendo las escaleras, sino al contrario, estaba intentano huir bajandolas, creyendo que ella era la dueña de la casa.
En ese momento una sonrisa burlona iluminó la cara de Sandra.
-¿Qué te hace tanta gracia? bueno da igual, supongo que deberíamos irnos antes de que apareca el verdadero dueño-.
-¡Espera!, me gustaría investigar... el piso de arriba-.
El chico pusó cara de desconcierto, pero pronto parecio que comprendía el motivo por el que la joven quería seguir allí.
-Si buscas una fotografía de la persona que vive aquí, no la encontraras- Sandra iba a replicar pero el joven continuó- e revuscado por toda la casa y no e encontrado nada, ha sido una pérdida de tiempo... y todo por seguir a ese estúido animal-.
-¿Has dicho estúpido animal?-.
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