Y otro capítulo más ^^
-Si, para concretar un poco más, un gato pardo- suspiró- me aburria y derrepente aparecío delante mía, así que no se me ocurrío otra cosa que seguirla hasta aquí, si quieres puedes reirte, ya se que es una tontería pero... ¿estas bien?¿te pasa algo chica?-.
Sandra se había puesto pálida.
-um... e... ¿un gato?... ¡Pequeño! donde...- en ese momento se dió cuenta de que su pequeño amigo gris había desaparecido-.
El chico soltó una risotada.
-¿Se te ha comido la lengua el gato o qué?-.
-¡No tiene gracia! a mí también me ha guiado un gato hasta aquí, uno pequeño y gris... y ahora a desaparecido-.
-¡Vaya! que coincidencia-.
-¿Coincidencia? Dos gatos nos han guiado hasta una casa alejada de la urbanización, perfectamente decorada y limpia pero sin fotos... ¿y tu crees qué es una mera conincidencia?-
La risa del chico fue más fuerte ahora.
-Venga en serio piensas que el destino nos ha traido aquí, que los gatos lo han echo aposta, tía estas loca, la respuesta es sencilla, algún pirado vive aquí solo con estos dos gatos, y nosotros dos tontos, hemos seguido a sus queridas mascotas y... mierda...- mientras había estado pronunciado estabas palabras había caminado en dirección a la puerta y ahora trataba de abrirla sin poco éxito.
-No intentes asustarme y abre la puerta y vamonos a casa- Sandra estaba empezando a odiar a aquel desconocido.
-¡Intentalo tú, so tonta! ¡Qué no estoy finjienedo! ¡Esto no se abre! Parece que esta cerrada...-.
-¿¡Qué!? tiene que estar abierta, hace unos momentos lo estaba...-.
Entre los dos volvieron a intentar abrir la puerta.
-Parece que estamos encerrados-.
-No me digas- los nervios habían crispado a Sandra.
-Yo no he sido, asi que no te pongas así conmigo- el joven parecía herido antes las palabras de su acompañante.
-Perdona... miremos si hay puerta trasera- y así comenzó a andar en dirección opuesta.
-Me llamo Alberto-.
-Encantada, yo me llamo Sandra- sin saber muy bien por que Sandra se ruborizó.
Alberto soltó una pequeña risita por lo bajo.
Llegaron al cuarto más alejado de la puerta, la cocina donde, sí habia puerta trasera, teóricamente tendría que estar allí.
-No hay nada- dijo Sandra desde el marco de la puerta.
La joven se giró para ver bien a su compañero.
-¿Ahora qué hacemos?¿Rompemos una ventana?-.
-¡Cuidado!- rapidamente Alberto apartó a Sandra de la puerta.
Segundos depués un cuchillo se clababa en una pared que se encontraba en frente de la cocina.
-Pero que...- los dos hablaron a la vez.
-Bienvenidos a nuestro hogar- una voz pronunció estas palabras desde algún sitio desconocido por nuestros jovenes amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario