viernes, 12 de febrero de 2010

La estirpe de Lilith- 7º parte

El beso duro un minuto, y en ese minuto el hombre pudo descubrir las verdaderas intenciones de aquel amargo beso. Cuando sus labios se juntaron, la magia del súcubo se hizo presente, y la simple alma de aquel mortal se rompió en mil pedazos. Así, las fuerzas del hombre fueron absorbidas por el demonio y, con ellas, retazos del alma del hombre que había sido.
La sensación fue indescriptible… el hombre pudo sentir que perdía sus fuerzas sin remedio, sentía como poco a poco, la muerte hacía presencia y le llamaba hacía él. Por el contrario, quería seguir besando a aquel bello y sexy demonio, pues todo lo que rodeaba a aquel ser, atraía a aquel insensato hombre.
Por fin, sus labios se separaron, y la presencia del súcubo se hizo más fuerte, ahora que había satisfecho sus ansias de almas mortales.
-¿Te gusta?- dijo divertida, otra vez.
-Sí…-dijo casi en un suspiro.
-¿Sabes? A mí también me gusta- y sin decir una sola palabra más, se puso a bailar con el pobre hombre, que ahora parecía más un muerto viviente.
-¡Bailemos! ¡Divirtámonos! Que Belcebú vea con sus propios ojos esta danza que le dedicamos, pues pronto, tu alma estará con él, con mi señor… En el mismísimo infierno…-.
Después de dar tres o cuatros vueltas más en esa macabra danza, Jessica lanzó a su padre contra la mecedora. El hombre, recibió un fuerte golpe e, incluso, no pudo evitar toser y escupir algo de sangre.
Pero Jessica no quería que su padre sufriera tan poco, quería oírle gritar…
Exhibiendo sus blancos colmillos se acercó a la mecedora, y sin mediar palabra, consideró que la hora de la verdadera tortura, empezaba en ese momento.
En primer lugar se sentó encima de su padre y le quitó la camiseta que llevaba puesta. Le lamió el torso desnudo y, posteriormente, le mordió y arañó con fuerza. Ella no poseía veneno como los vampiros, pero sus colmillos eran tan efectivos como los ellos.
El mortal empezó a desangrarse con rapidez, y por primera vez, comprendió los verdaderos significados de las palabras dolor, agonía, tortura y desolación. En cambio, el dolor sobrehumano al que estaba sometido, mientras la que había sido su hija seguía destrozando su cuerpo, no le parecía tan malo, si estaba con ella, pues aún después de lo que le estaba haciendo, deseaba con todas sus fuerzas estar con ella. Obviamente ese deseo, era algo involuntario, creado por la magia que posee cualquier súcubo, pero él nunca lo supo.
Fue tal la tortura a la que estaba sometido, que llegó a perder la visión, y ahora quedaba totalmente sumergido en un mundo de tinieblas. Y fue ese el momento en que Jessica paró.
La joven miró al hombre, cuyo cuerpo estaba destrozado, lleno de mordeduras y arañazos, cubierto prácticamente entero por su propia sangre. Pero ella no se fijó en eso, se fijo en sus ojos, esos que ahora miraban perdidos a la nada, y que antaño la habían mirado con el amor de un padre.
-Saluda a mi señor de mi parte, papá…- y con un último beso, termino de robarle su oscura alma…

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