lunes, 15 de febrero de 2010

La estirpe de Lilith- 8º parte

La joven se levantó y guardo sus rasgos de súcubo, volviendo así al aspecto de una joven normal. Salió de la habitación, no quiso mirar a aquel que para ella ya no sería nunca más su padre, sino aquel asesino que mató a su madre.
Volviendo a la habitación donde todo había empezado, se acercó al cuerpo inerte de su madre. La cogió en sus brazos, en un símbolo maternal.
-Ya puedes estar tranquila, mamá, quizá no hubiera sido lo que quisieras que hubiera hecho, pero no podía permitir que ese hombre siguiera con vida y que le hiciera más daño a otras mujeres. Ya puedes ser feliz y no te preocupes por mí, yo estaré bien… La luna me guiará a través del cielo, iluminando el camino que deberé seguir, pues los días que pasan no tienen ninguna respuesta y no sé qué sucederá de ahora en adelante…- Jessica no pudo evitar soltar alguna que otra lágrima y, por un momento, creyó ver que aparecía una dulce sonrisa en el rostro de su madre. Cuando vio ese espejismo, no pudo reprimir una sonrisa.
La joven se alejó de la casa, con la ropa todavía manchada de sangre y sin saber muy bien como lo hizo, desapareció.
En verdad, no desapareció, sino que se fue a su nuevo hogar, al lugar donde habitan los demonios. Y allí estaban los dos jóvenes de antes.
-Yo soy Luna- dijo la chica.
-Yo soy Samael, joven súcubo, desde ahora, quedas ligada a este lugar, y, desde este momento, poseerás un nuevo nombre, un nombre que vaya acorde con tu nuevo poder. ¿Cómo deseas llamarte, bella súcubo?-.
Al súcubo no le hizo falta pararse a pensar, pues tenía claro, cual iba a ser su nuevo nombre.
-Yo como nuevo súcubo, renuncio a mi condición de mortal y con ella, renuncio de mi nombre. Desde este preciso momento, por todas las tierras de los mortales y de los demonios, se me conocerá como… Lilith- pronunció con gran orgullo esta última palabra.
-Bienvenida, joven Lilith- pronunciaron a la vez Luna y Samael, sin poder evitar una sonrisa que dejó ver sus dientes blancos de demonios.
Como ya puedes imaginarte, Lilith se convirtió en un gran súcubo, a decir verdad, uno de los favoritos del mismísimo Belcebú, y las historias de una joven misteriosa de pelo del color del fuego, se extendieron entre los humanos durante los años siguientes. Los fuegos del infierno susurran sus hazañas en un canto sin final.
Y ahí está la joven niña que empezó nuestra historia, convertida en una peligrosa mujer, cuyo poder no puede entender la mente humana.
Esta historia puedes creértela o no, incluso decir que es un cuento estúpido, pero nunca olvides esta palabra: Lilith…

Espero que os haya gustado y me gustaría que dierais vuestra opinión en un simple comentario ^^
Oscuros y sangrientos besos!^^

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