Aquí os traigo el comienzo de una pequeña de mis historias.
En cierto lugar existió un pequeño duende. Nadie sabía donde vivía pues era un duende muy pequeñito. Y ese pequeño duende pensó:
“No quiero estar solo... ¿Qué puedo hacer para que se fijen en mí?”
El pequeño duende pensó y pensó y finalmente tuvo una idea...Se le ocurrió embelesar a los humanos para que así pudieran vivir jugando eternamente con él...
El duende deseoso de encontrar a alguien con quien jugar se acercó a la ciudad más próxima…
Así, el duende buscó y buscó, y por fin, a una pequeña niña encontró.
Aquella niña decidió jugar con aquel duende. Guiada por los cantares de su pequeñito amigo llegó al bosque con su grácil figura.
Ese bosque era el hogar de muchas criaturas mágicas, y por allí, los sueños se hacían realidad.
Ella sedujo y engaño a muchas criaturas, gracias a los consejos de su amiguito. Y así creó un extraño país. Aquella niña fue la reina del bosque.
Pero fue poseída por una pesadilla, creada por el pequeño duende. Ahora sueña despierta que juega a ser la reina de un país mágico. Embelesada por el canto del pequeñito duende, es incapaz de despertar. En cambio, el duende divertido, disfruta de su juego… pero ahora la rutina le aburre…
Mientras, dos niños recorrían aquel mismo bosque, pero cansados, decidieron descansar al lado de un árbol. En ese instante una invitación de un castillo recibieron… el duende había encontrado una nueva diversión.
Los niños eran dos gemelos que por casualidad habían entrado en aquel bosque, ahora lo atravesaban en busca del extraño castillo.
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